MANIFIESTO 25N IES GABRIEL MIRÓ 2024

    Hoy como alumnado de 2º de Promoción de Igualdad de Género hablaremos sobre las agresiones que causa la violencia machista, que siguen siendo una de las manifestaciones más claras de la desigualdad. Con este manifiesto queremos concienciar a la sociedad del peligro que sufren todas las mujeres.


     Queremos sensibilizar sobre la violencia de género, por desgracia una forma de agresión  cada vez más extendida para controlar a la víctima cuando esta da el paso de la separación. Este tipo de agresión, en muchos casos invisibilizada, recibe el nombre de violencia vicaria, una forma de maltrato en la que los agresores manipulan a la víctima haciendo daño a aquellos que más quiere  y que además son vulnerables porque no pueden alzar la voz para defenderse: hijos, hijas o incluso sus mascotas o animales de compañía porque saben que tiene un vínculo especial y es otra forma más de hacer más daño.

    Este año llevamos 10 menores asesinados en crímenes vicarios en España, la peor cifra histórica. Menores que tienen nombre y apellidos, tienen familias que hoy lloran su trágica perdida. El último se produjo en Toledo, una adolescente de 17 años asesinada de un disparo en la cabeza. Y otro dato estremecedor, es que la gran mayoría de las victimas menores de edad eran descendientes de los agresores, mientras que el resto fueron asesinadas por un hombre que no era su padre. Apenas existían denuncias previas a estos asesinatos.

    Los huérfanos y huérfanas que también se consideran víctimas suman un número de menores que asciende este año a 29, frente a las 462 desde el 2013 que es el año en el cual se comenzó a contabilizarlas.

    Un maltratador no tiene límites para ejercer la violencia, como hemos visto cuando son capaces de dañar a sus propias mascotas, para así hacerle el mayor daño posible a su pareja, es lo que se llama violencia vicaria animal, maltratando a las mascotas para seguir haciendo daño a su víctima, torturándolas e incluso acabando con su vida.

    Si recordamos el número de víctimas mortales que llevamos este año, asciende a 41 mujeres. Pero las estadísticas del VIOGEN contabilizan 1.283 mujeres desde el 2003 hasta el día de hoy. Datos escalofriantes, que hoy en día se siguen sumando, y nos indica que la lucha contra el maltrato y la violencia de género no ha terminado.

    Se habla de exterminar esta lacra mundial, pero nos damos cuenta de que el sistema sigue fallando para todas las víctimas, la falta de recursos y apoyos es notable. Las cifras de violencia de género hablan por sí mismas.

   Es importante tratar las grandes secuelas que deja un maltratador a su víctima y familia, algunas permanecen de por vida. Una de las principales estrategias que debemos abordar es la salud mental de las mujeres y menores que han sufrido violencia. Para los niños y niñas que han sufrido maltrato o lo han visto en su casa, es un trauma que quedará de por vida. Para la madre y víctima de maltrato es un problema que puede llevar a otros problemas de salud mental u otras patologías. Por tanto, es vital la promoción de la salud mental y la erradicación del estigma asociado a las personas con trastorno mental.

    La violencia de género es un tipo de agresión perpetrada en un entorno de máxima confianza, de relaciones afectivas y familiares. Los agresores son personas del círculo más íntimo de la víctima, que pretenden controlar y aislar a su víctima, causando en algunas de ellas un daño irreversible. Cuando dichas agresiones, tanto a mujeres como a menores, se extienden en el tiempo, pueden aparecer patologías psicológicas que afectan al comportamiento y la toma de decisiones. Las víctimas se anulan por completo, aumentando en ellas la depresión y la ansiedad.

    Para prevenir desde la infancia, primero tendríamos que erradicar patrones que hoy en día siguen siendo y pasando desapercibidos como son comportamientos violentos, micromachismos, conductas violentas dentro y fuera del núcleo familiar, en definitiva, cualquier comportamiento que cree una desigualdad. Debemos educar en igualdad de género desde edades tempranas, para crecer libres de estereotipos de género. Enseñarles que los roles tradicionales nos alejan de la igualdad y que el futuro que queremos construir se basa en la diversidad, en la tolerancia, el respeto y la equidad.

    Para llegar a construir un mundo sin violencia debemos dar la voz de alarma  en el mismo momento en el que se detecte alguna conducta agresiva, utilizando siempre herramientas como el diálogo, la reflexión, la empatía y la escucha activa. De esta forma, lograremos generar una cultura de respeto e igualdad, donde se rechace la violencia, la discriminación y el abuso.

¿Y cómo podríamos poner en práctica la prevención y el empoderamiento e independencia económica en la mujer?

   Pensemos que la falta de independencia económica, en la gran mayoría de casos, mantiene a la víctima atada al agresor durante más tiempo, lo cual empeora si no dispone de una red social que la ayude a salir de la situación en la que vive.

   El empoderamiento económico, reduce la vulnerabilidad, ya que la mujer accede a recursos económicos propios, y esto le permite tomar decisiones sobre su vida, como dónde vivir, cómo cuidar a su familia y buscar incluso ayuda psicológica.

   La solidaridad y la unidad son elementos fundamentales en la lucha contra la violencia de género. La sororidad, mujeres que se apoyan mutuamente, o los grupos de apoyo, donde las redes comunitarias también tienen un gran papel, ofrecen un espacio donde las víctimas pueden compartir experiencias, recibir asesoramiento y con todo ello encontrar la fuerza para salir de situaciones tan dramáticas.

    La violencia de género es una lacra social que nos afecta a todos y todas como sociedad, la unidad de todas las personas sean hombres o mujeres para luchar contra este fenómeno es fundamental para lograr su erradicación.

    Por último, como futuros promotores y promotoras de igualdad, nuestro trabajo es clave en la promoción y la igualdad de género en nuestra sociedad, formando parte de ese equipo humano que luchamos día a día para eliminar cualquier tipo de violencia o de discriminación.

    Nuestro papel es variado, podemos actuar mediando en conflictos, facilitando alternativas que ayuden a dar soluciones justas, impulsando y promoviendo la participación de grupos más vulnerables, facilitando su integración a esta sociedad, tanto a nivel laboral y como social. 

    También desde la sensibilización y educación desde la infancia y en todas las etapas de la vida, asesorando y apoyando a asociaciones e instituciones, ofreciendo orientación sobre políticas de igualdad de oportunidades y ayudando a garantizar su cumplimiento. Desarrollando planes de igualdad y creando e implementación de proyectos y programas que promuevan la igualdad y erradicación de la discriminación.

    Hoy, 25 de noviembre, queremos gritar bien alto: ¡Vivas y libres!


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